jueves, 23 de agosto de 2018

PERFILES: Entrevista con Pixie Hopkin

Por Carlos Didjazaá:


Las primeras palabras que me dijo Pixie fueron: "me has estado buscando por todas partes". Era cierto. Me tomó casi un año contactarla; no recuerdo a cuántas personas envié correos electrónicos pidiendo su número, ni en cuántos sitios intenté obtener su información de contacto. No fue hasta que alguien atento me dio su email (gracias Cristina) que pudimos conocernos.

Su verdadero nombre es Ángela; el apodo Pixie le llegó siendo niña, cuando su padre la encontró parecida a un elfo, y desde entonces se mantiene así. “Donde quiera que voy me llaman Ángela por dos días y luego soy Pixie”, comenta. Sujeto a la antonomasia, en los años 70 'Pixie' se utilizaba como sinónimo de pestañas. Incluso era común que te apodaran así si las tenías largas y rizadas.

Luego de un breve intercambio de llamadas, decidimos encontrarnos en el departamento de su hija Gabriela. Rubia, alta, y con un vestido largo de punto azul, habla con desapego de su pasado. Es amable, lleva dos años retirada y no le interesa mucho mirar atrás.

Pixie en 2015.
Foto de la revista Chic.


Pixie Hopkin: Tuve una infancia muy molesta, viajaba mucho. Nací en medio del océano, pero viví mis primeros años en Ciudad del Cabo, Sudáfrica... Vivíamos en Singapur, realmente, pero mi padre nos envió a mi madre, a mi hermana y a mí, casi recién nacida, a Ciudad del Cabo. Permaneció en Singapur hasta que terminó la guerra.

Carlos Didjazaá: Luego estudiaste actuación en la Real Academia de Arte Dramático ¿Qué te llevó a convertirte en actriz?

PH: Siempre había querido serlo, era algo innato en mí. Al terminar la escuela en Londres, yo me metí a estudiar teatro en la Central School; ahí te dan un bachelor of arts, te forman para ser actriz en todos los sentidos: voz, maquillaje, movimiento, obras. De ahí ibas al repertory teather, que tenía una obra nueva cada dos semanas. Hice eso durante algunos años. Luego actué en un par de obras con BBC Drama; eran obras de teatro en vivo por televisión. Después, me fui a un nuevo teatro en Dallas, Texas; el único diseñado por el gran arquitecto Frank Lloyd Wright. Contrataron gente de todo el mundo para trabajar ahí y tomar una maestría. Aunque yo estaba trabajando de actriz en Inglaterra fui, hice el casting y me seleccionaron ¿Por qué era tan especial? Porque era el primer teatro con un escenario redondo y giratorio con el mismo espacio abajo; además, las luces estaban manejadas por computadora.

Eso fue en el 61-62. Ahí conocí a (Juan José) Gurrola. Él había diseñado un teatro sensacional, y a raíz de esto lo mandaron a Yale Universitiy, donde conoció a George Izenour que era un gran iluminista. Trabajó con él y también lo mandaron a ese proyecto.


De izquierda a derecha, Pixie Hopkin, Juan José Gurrola, Iker Larrauri, Beatriz González Baz, Carlos Beltrán, Juan García Ponce, Patricia González Baz y Nacho Méndez. Acapulco, años 60.
Foto extraída del libro "La flecha extraviada" de Huberto Batis (2006).

CD: E hiciste la maestría en vestuario. 

PH: Ahí fue. Tomé vestuario en Baylor University, pues tenía la conexión con el Dallas Theater Center. Después fue muy útil, porque entendí cómo manejar las telas y cómo hacer cualquier silueta. Al estar en el teatro tenías que tomar una maestría mientras trabajabas en las obras; había directores muy conocidos como Burl Ives y otros más. Dejé el Dallas Theatre Center para trabajar en la obra musical The Tree Club; éramos 4 personas e hicimos una gira por los clubs de Playboy. En medio de la gira me vine a México para casarme con Gurrola por el civil, regresé a los Estados Unidos para terminar de presentar las obras, y después volví a México para casarme por la iglesia y quedarme. 

Para esa época, él ya estaba en el Teatro Universitario con Héctor Azar; como yo no hablaba español fui a trabajar con él y mis primeras palabras fueron 'sube el telón' y 'baja el telón'. También hacía el vestuario para sus obras y para el Universitario.

CD: ¿Cómo era Gurrola?

PH: Era un genio, para empezar, y los genios no son fáciles. Con un temperamento de arriba para abajo; muy complejo, pero al final un genio. A veces yo me preguntaba cómo se le ocurrían tantas cosas. Por ejemplo, en medio de una obra histórica puso un juego de baseball ¿Me entiendes? ¡Cosas totalmente locas! Pero que funcionaban. Era multifacético: dibujaba, dirigía obras, cine; empezó a tocar el órgano y ahí fue donde lo dejé (ríe) ¡Hice discos con el órgano! He could do anything, anything...


Single de 2+8 en Pop, el grupo que Pixie tuvo con Nacho Méndez bajo la dirección de Gurrola.

CD: Y luego filmaron Tajimara ¿Cómo fue filmar esa película?

PH: Fue muy placentero, pues ya conocía a todos; a Juan García Ponce que lo escribió, también a Juan Guerrero que algo tenía que ver, y a toda la 'mafia' de intelectuales. Si no estabas en la mafia en esos días no llegabas a nada. Como en la época de Tajimara todo era nuevo en México había mucha gente patrocinando las artes. Todo el cine experimental fue patrocinado por particulares, el más importante era Manuel Barbachano; él los apoyó mucho y patrocinaba obras y cosas así. Fue una época muy bonita, muy productiva en cuanto las artes y todo eso murió con Tlatelolco. Toda la libertad que teníamos para hacer cosas y todo el apoyo que recibíamos murió cuando les entró el miedo. Justamente ahí fue cuando conocí a Alfredo Elías Calles y me hice del papel principal en Hair.

CD: ¿En qué año te divorciaste de Gurrola?

PH: Tengo que pensarlo... ¿En qué año fue lo de Tlatelolco?

CD: En el 68.

PH: Ese año fue... ¡Qué comparación, él y Tlatelolco!

Pixie en Tajimara (1965).
Click aquí para ver la película.

CD: ¿Qué pasó con Hair?

PH: Fue, como ya sabrás, una obra muy atrevida; era la cuarta producción mundial. Bertrand Castelli la acababa de presentar en París y vino a México; era una producción en inglés con algunos miembros del reparto de Hair de Los Ángeles. Alfredo convirtió un viejo cine en el centro de Acapulco en un teatro, y ahí estrenamos la obra. Fue en Año Nuevo del 69, unos meses después de Tlatelolco, incluso estaba ahí la familia de Díaz Ordaz. Pero, después de cerrar la primera noche, la policía fue al hotel donde se quedaban los actores y se los llevaron. Hubo mucha prensa de eso; tengo un amigo que tiene absolutamente todo: "Sodoma y Gomorra en Acapulco", que todos éramos druggies, y no sé qué más.

Todos estaban legalmente aquí, sin embargo, la razón que dieron para cerrar la obra fue que todos eran ilegales, cosa que no era cierta. Fue un golpe terrible. Imagínate el costo de una producción que fue aceptada en el mundo entero menos en México. Decidí no seguir haciendo teatro, porque además me prohibieron cantar canciones de Hair en televisión cuando todo el mundo podía hacerlo... menos yo, porque era parte de este grupo de drogadictos e inmorales, etcétera.

Luego, por otras cosas que yo ya había hecho con él, el mismo Alfredo me dijo que lo ayudara con un negocio pequeño que él tenía de pelucas, porque yo era muy buena para la moda, y le dije que sí. En un esfuerzo para volvernos low key, que resultó en lo opuesto, nació Pixie.

Pixie and Hair (1969).
Si alguien lo tiene en formato físico o digital les ruego ponerse en contacto conmigo.


Nota de Octubre de 2018: Por fin encontré el LP y ya lo subí a YouTube.


CD: ¿En qué año exactamente pasó eso?

PH: En el 70. Después de lo de Hair nos fuimos un buen rato a Europa porque todo se puso muy feo y necesitaba hacer algo más discreto.

CD: Parte importante del negocio de Pixie era la publicidad y las apariciones en tele ¿Cómo fue promocionar el producto?

PH: Calles estaba muy metido en ese ambiente porque era dueño de varias discotecas. Un hombre brillante, eso es todo lo que puedo decir. Coincidió que se estrenaba Siempre en Domingo y Raúl Velasco nos pidió que saliéramos en el show; en esa época podías comprar tiempo en el programa. Teníamos una sección de pelucas y otra de pestañas. Como todo era nacional y ese era el único canal, el negocio creció muy rápido. Salía con chicas bailando con diferentes pelucas; muchas tenían nombres de distintas famosas como La Tigresa, o Rarotonga, o Cher; yo iba a provincia entre semana porque se abrían tiendas en todas partes y los fines de semana se promocionaban. No duró tanto tiempo. Las pelucas y las pestañas solo eran un accesorio. A finales de los 70, con el auge de la moda hippie en México de pelo largo y look natural, nos dimos cuenta que no iba a durar mucho tiempo la onda de estar fancy. Mucha gente llamaba al programa para preguntar donde podían comprar la ropa con la que salía en la tele, que estaba diseñada por mí; entonces, era obvio que al disminuir Pixie, y teniendo las fábricas en Tijuana con la misma maquinaria que se necesita para hacer ropa, nos pasáramos a moda. Solo la pegas con la straight machine, igual que las pelucas. Me fui a Asia a estudiar todo eso. Yo no dirigía la fábrica: formé un equipo aquí con lo que aprendí en Corea.

CD: ¿Qué tipo de gente compraba las pelucas?

PH: Uff ¡Todo el mundo! Los peinados grandes estaban de moda, pero la manera de mercadearlas fue con las pestañas. Traíamos gente famosa con pestañas postizas en un ojo sí y en el otro no; era antes de Pixie y después de Pixie ¡Incluso hicimos un concurso de los ojos más Pixie! Gente de todo el país nos mandaba fotos de sus ojos con las pestañas puestas, y la final se hizo en Siempre en Domingo con Pedro Armendáriz y gente así como jurado. El premio fueron $100,000 de aquel tiempo ¡Era tremendo! (ríe). Pero aun así, sentimos el bajón venir y empezamos a fabricar ropa. Yo ya diseñaba y me fui a vivir a San Diego; en aquel tiempo podías cruzar la frontera a diario sin problemas.

Anuncio de Pestañas Pixie en la revista Kena, 1971.

CD: Mi duda es: ¿Nunca quebraron estrepitosamente para luego volver a empezar, como suele decirse?

PH: Para nada; solo fue una nueva inversión, un cambio de giro. Abrimos una tienda maravillosa en Masaryk y vinieron los mismos arquitectos que habían diseñado la boutique de BIBA en Londres. Vieron el local e hicieron una tienda bellísima.

CD: ¿Qué ropa vendían en Pixie?

PH: La ropa que tu mamá no se atrevía a usar.

CD: Oh.

PH: ¡Ese era el eslogan! Era algo muy adelantado. Yo hacía lo que consideraba moda joven, pero la compraba gente de todas las edades. Me acuerdo que una vez hice un vestido de estampado de tigre muy sexy, de un solo hombro y muy pegado, negro con dorado; y un día lo vi en una señora bien gorda Oh no! ¡Pero les encantaba! Todo el mundo entraba, de todas las edades; era increíble, había hambre por esa moda. Además, los shows que producía Alfredo eran increíbles, ya fueran en el King Kong, que era un antro; o en el Teatro Blanquita. ¡Una vez cerramos la calle de Homero para hacer un show al aire libre con animales! Todas las colecciones tenían nombres, no los recuerdo, ¡pero la gente se peleaba por entrar a esos shows! Era un gran trabajo de promoción y eso es muy importante; ahora los diseñadores jóvenes creen que saliendo de la carrera tendrán una marca y no es así ¡No se puede! Yo tuve la suerte de tener un gran equipo que se encargara de eso mientras yo me enfocaba en diseñar y conseguir materiales. Ellos solo me llamaban cuando había alguna promoción; pero yo no estaba en esa estructura de comerciales, solo hacía la ropa que consideraba adecuada. No puedes hacer todo. Lo mismo pasa con un escritor que puede pasar tres años haciendo un libro, pero que no servirá de nada si no tiene una editorial o alguien que lo publique. 

CD: Vender ropa en México no era difícil entonces.

PH: No lo es.

Logo de Pixie Fashion.

CD: ¿Cómo ves el panorama actual de diseño de moda en México?

PH: Hay unos muy buenos. Algo de lo que siempre me quejé mucho en mis últimos años en el Palacio de Hierro es que había gente muy buena, pero que no recibía apoyo. Intentamos que un grupo de maquileros tomaran a esta gente y les pagaran el material, o les pusieran un lugar para que hicieran sus líneas, pero nadie era tan generoso. Palacio pudo haberlo hecho. Muchas veces propuse que abrieran un área en el sótano de Palacio con diseñadores nuevos; que se les diera un espacio por equis porcentaje y que, si no llegaban a ciertos números, los cambiáramos. Pero, no: querían pura moda importada. La gente en México es difícil con los suyos, they want everybody from outside. Luchaba mucho por todo eso pero people want imports. 
Ahorita lo que está cambiando tremendamente a nivel global es que la moda se está volviendo cada vez más casual, relaxwear... yo lo llamo huevawear. La gente quiere confort; ya no ves señores usando sacos, excepto en esto... ¿Cómo se llama? ¿La Casa de las Flores? (ríe) Que andan apretados con su traje. El mundo esta sufriendo una revolución en la moda porque los almacenes tienen muchos problemas con la venta en Internet; actualmente, hay compañías asiáticas que están importando directamente a México con almacenes en la ciudad y distribuyen a todas partes... big changes are coming.

CD: Pixie Fashion fue bastante exitoso, pero aun tengo la duda de por qué cerró.

PH: Tuvimos una época complicada porque no teníamos contratos extendidos ni en la tienda de Polanco, ni en la de Satélite; y con los 3 palacios que había en México en ese momento, no era negocio. Entonces, nos tuvimos que extender y me fui a mercadear mi ropa en Estados Unidos; principalmente en Nueva York y Los Ángeles, con pocos puntos de venta.

Para el 95, mis ventas bajaron en México por la falta de lugares para vender. Ese mismo año hubo una crisis financiera en Estados Unidos de la que tal vez no te acuerdas; se devaluó el peso y yo vendía en Saks, Nordstrom, Bergdorf Goodman y otras 200 boutiques. Ellos mismos decidieron -y esa es otra actitud- quedarse con sus proveedores más viejos y que los nuevos se fueran... aunque tampoco me pedían grandes cantidades. Cuando vimos venir esto me declaré en bancarrota para no pagar deudas, y Alfredo que es muy brillante, dijo: 'aquí se acaba este negocio'. Y yo pensé en retirarme.

CS: Entonces quebraron en el 95.

PH: ¡No fue quiebra! Lo hicimos adrede; cerramos la fábrica y liquidamos a los empleados. Luego tuvimos un negocio chiquito en México llamado Uluwatu de ropa blanca que yo diseñaba en Indonesia; pero ahí ya no tuve nada que ver con el mercadeo ni nada porque ya estaba semi-retirada.

Diseños de Pixie.
Foto recuperada de Mextilo de Gustavo Prado (2017).

CD: ¿Nunca te interesó retomar Pixie o hacer algo parecido?

PH: No; la maravilla de Pixie era que yo estaba ahí. Tenía la fabrica y al equipo de marketing. Si querían jeans, la fabrica se adaptaba para jeans ¿Piel? Entonces hacemos piel ¿Seda? Is silk hot? Pues hagamos seda. Yo no quería volver a empezar produciendo en Asia. Lo bonito de Pixie es que todo se podía hacer bajo un mismo techo; no hay nada como ser creativo en el momento. Nunca ganamos mucho dinero porque no sabíamos cuánto iba a costar la prenda hasta que ya estaba terminada y además queríamos precios accesibles.

CD: Y en pesos actuales ¿Qué precios tenia Pixie?

PH: Es curioso... con todas las devaluaciones que ha habido quizás una blusa podía costar como 500 u 800 pesos, ¡pero pesos de antes! Hoy veo los precios de la ropa y así era Pixie, ¿sabes? No era tan caro.

CD: ¿Cómo era tu proceso de diseño?

PH: Difícil de describir. Tenía mucho que ver con estar atenta a la cultura y lo que está pasando en el mundo. Cuando era lo de las pelucas, el cambio vino con el estilo hippie; la gente no quería adornarse tanto, ni tener peinados altos. Con la moda, el cambio vino con las telas naturales como la seda, lana, lino, etcétera, a las telas hi-tech que, aunque suene horrible, son mejores y tienen mejores precios. 

Todo el mundo usa materiales sintéticos ¿Conoces a Adolfo Domínguez? Nothing is natural, en serio, ve las etiquetas; es de tan buena calidad que, a veces, le ponen en la aduana una estampita para marcar que es seda porque no creen que no sea natural. Para los hombres tampoco hay una sola prenda natural. Los textileros mueven mucho la moda; claro que marcas de alta moda como Dior y Dolce and Gabbana usan algunas telas orgánicas, cashmere y otros tejidos; pero casi todo es falso. Ve los abrigos de piel, ¡los sintéticos son mejores! Ha habido un gran cambio, porque lo hi-tech luce igual que lo real, pero nadie se da cuenta. Hubo alguna temporada, de tres o cuatro años, en que la piel fue muy importante aquí, pero ya no. Hoy todo es artificial.

CD: ¿Qué pasó después de Pixie Fashion?

PH: Estuve un rato en Europa y me regresé a México. Gabriela vivió en Londres hasta los 29 años; también teníamos casa ahí. Cuando volvió, regresé a México para pasar más tiempo con ella; pero antes de volver, fui a manejar unas oficinas de compra que había montado para Palacio en Nueva York del 95 al 2000. Luego me regresé cuando ya no quería estar allá, I didn't like it.

Pixie frente al Arco del Triunfo del Carrusel en Paris, Francia.
Foto extraída de El Libro de la Moda en México de Desirée Navarro (2002).

CD: ¿Por?

PH: Me gusta más California; Nueva York es horrible y es difícil. Me encanta para ir dos semanas: ver teatro, museos, moda, pero vivir ahí es complicado. Tan solo para moverte, por ejemplo, debes tener chófer y un carro; los taxis son horribles y se pelean; y si rentas un carro y no tienes quien maneje, te atoras en los baches; hay choques, problemas, gritos... no es lugar para una mujer soltera. Tenía amigas, muchas, pero no me gustaba Nueva York.

CD: ¿Soltera? ¿En que momento te separaste de Alfredo?

PH: Uuuy, hace mucho, como por el 85-86.

CD: ¿Trabajaban juntos estando divorciados?

PH: Sí, todavía somos muy buenos amigos; sé que si necesito algo ahí está él y él sabe que aquí estoy yo. No fue un rompimiento amargo, teníamos muchos negocios juntos. No podía ser abrupto.

CD: ¿Luego qué hiciste en Palacio?

PH: Santiago García era el director en esa época, era el 2001 y me pidió que los ayudara dos años y esos dos años terminaron siendo 16.

CD: ¿Y ya te retiraste?

Pixie posando para la gaceta de El Palacio de Hierro (2011).
Foto: Ximena Del Valle.

PH: Todo cambia. No hay nada fijo en el mundo, y Palacio pasaba -y aún pasa- por una etapa muy dura. No es fácil promover moda y vida de lujo en México porque la gente que se puede permitir vestidos y bolsos de esos precios prefieren tomar un avión e ir una semana a Los Ángeles, o Nueva York, o Texas; donde sea que la selección sea más grande.

Palacio aún tiene una imagen muy bonita para la demás gente; es casi como magia, pero no pueden competir las 18 tiendas de Palacio con las 150 de Liverpool que tiene precios más accesibles. Hay una clase media en México muy fuerte que cada día está creciendo más. Además, mucha de la venta de lujo en Masaryk es principalmente a gente de Sudamérica que tiene mucho dinero, pero no puede ir a Estados Unidos... Entonces, vienen aquí a comprar moda de lujo: van a Cartier Masaryk y se dan una vuelta, luego mandan a más gente desde sus hoteles a comprarlo todo. 

Santa Fe también se ha vuelto una zona de lujo para la ropa, porque mucha gente vuela al aeropuerto de Toluca ¡Santa Fe se ha vuelto enorme! Ha doblado su tamaño en los últimos 20 años. Ahí esta el hospital ABC: vienen los cirujanos de Houston para hacer alguna operación y regresarse. Mientras, la familia se hospeda en los grandes hoteles y compran en los malls, it's the new big thing in Mexico. También vemos como llega esa gente a la que no le dan Visa, u hombres sospechosos en sus hummers acompañados de personas guapísimas...

CD:...

PH: Yes!

Pixie en la campaña del Día de las Madres de Palacio de Hierro, 2011.
Foto: Jacob Sadrak.

CD: ¿Y qué es lo que más te emociona en este momento?

PH: Los cambios en el mundo, todo lo que pasa; apenas llevo dos años fuera de Palacio con mi familia y todavía tengo un interés absoluto en por qué pasan las cosas: desde el cambio climático hasta las guerras, la pobreza, los niños. Me gustaría hacer algo para poder cambiar todo eso, todo lo malo... no he mencionado a Trump, ¡pero está destruyendo el mundo! Tampoco he dicho nada de esto: el cambio que se viene será mejor que el anterior, pero creo que tampoco será bueno. En esas cosas prefiero mantenerme alejada.

A pesar de los narcos, los muertos y los problemas, México se ha ganado un gran respeto en todo el mundo y es visto como un lugar muy seguro. De vez en cuando, hago comerciales con alguna agencia de publicidad, y a veces veo gente joven y hermosa paseando por aquí y resulta que son modelos internacionales. Los americanos todavía vienen a producir muchas cosas con menos papeleo, esas son las ventajas de México. Es otro mundo para ellos culturalmente; también les parece un país muy interesante. Además, aquí hay mucho dinero, pero también mucha gente pobre... hay que apoyarlos de alguna manera; es terrible, pero definitivamente no es África, estamos mucho más desarrollados... that's my opinion.

CD: Mirando hacia atrás, ¿cambiarías algo?

PH: No, a veces pienso: ¡Qué pena que me fui de Inglaterra! Porque allí pasa todo, pero, por otro lado, si me hubiera quedado no habría tenido todas las aventuras que viví en México.

CS: ¿Algo que quieras añadir?

PH: No, tal vez más tarde, ahora me tomaste por sorpresa. Como te dije, no pienso mucho en el pasado.

6 comentarios:

  1. Congrats!! 👏🏻 Me fascinó, quien mejor que tú para haber hecho esto,

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  2. prodigioso! envuelve la conversacion y es una fortuna tu presencia en mi vida.. gracias

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  3. Hermosa entrevista..... Yo vendí su ropa Sra.Pixie en 1984/89 y me volvía loca yendo ala CD de México a la Fábrica que tenía en la Col. Roma.. Dik-Diks se llamaba mi negocio en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez Chiapas! WOW Un Abrazo Enorme para esa bellísima y Gran Mujer! Diseños Hermosisimos!

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  4. Excelente entrevista y Pixie es la única y maravillosa diseñadora yo como hombre usaba su ropa y aun tengo algunas prendas guardadas las amo Gracias por traer a nuestra mente de nuevo a esta increíble mujer 👏👏👏👏👏

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