lunes, 6 de noviembre de 2017

PERFILES: Entrevista con Anna Fusoni

Por Carlos Didjazaá

La primera vez que vi a Anna fue hace año y medio en una inauguración en el Museo de Arte Moderno, en lo de Balenciaga. Recuerdo a este chico con una peluca morada y un atuendo verdaderamente ridículo que, al verla, le dijo a su amigo: "¿Ya viste quién vino? Qué fuerte".

Me llamó la atención ver cómo se formó algo parecido a un círculo de gente alrededor de ella que comentaba su presencia, pero ninguno le hablaba. Me acerqué a saludarla y a presentarme. No surgió nada de ese encuentro, pero al menos ya la conocía en persona.

No fue difícil contactarla. Le mandé un mensaje por Facebook y nos quedamos de ver en un café en la Condesa a las 5, ella llegó puntual.

Anna es menuda, afable y bastante simpática. Al llegar, lo primero que hizo fue regalarme el último ejemplar impreso de KS News, y contarme sus planes a futuro con la revista.
Conversamos un rato, hicimos pruebas con el sonido, y nos dimos cuenta de que había mucho ruido. Tras comprobar que no soy un psycho-killer, me invitó a su oficina para empezar la entrevista en un ambiente más tranquilo.

Anna Fusoni, 2017.
Foto extraída de su Facebook.

Carlos Didjazaá: Anna, gracias por aceptar.

Anna Fusoni: No, a ti Carlos, gracias. Hablar de mi vida... ¡Es que después de tantos años tengo muchas cosas que decir! Al estar dentro de la moda, mucha gente me pregunta por qué sucedió esto; ya ves que hay mucha gente que dice: "Yo de chiquita vestía muñecas y siempre me gustó la moda y todo". Yo no, ¿eh? Cuando yo era chica la palabra "moda" como tal, no existía.

Mi primer recuerdo de moda fue cuando se murió Christian Dior en el 57, y vi que existían estos diseñadores que eran casi idéicos. Lo que más me impresionó fue su entierro. Era gente que vivía en un Olimpo y hacían una moda para 500 personas: mujeres privilegiadas a las que invitaban a sus ateliers y a la presentación de sus colecciones con modelos maravillosas... y eran 25 asistentes, no 2500, como ahora. Al mismo tiempo, como vivíamos en un México cerrado, no había importación. No había nada. Consumías lo que había en el país que, en cuanto a moda, no era mucho.

Tenía una abuela que vivía en Suiza y le mandaba a mi mamá cortes de tela, unos maravillosos algodones suizos. También teníamos una modista que nos hacía la ropa; quizás ese sea el contacto más cercano que tuve con la moda. Muchos años más tarde me enteré, por ejemplo, de que mi abuela inglesa viajaba a París a hacerse pruebas con Frederick Worth. ¡Pero de eso me enteré! No creo que haya influido nada en mí. A lo mejor era mi entorno, o era la forma en la que ella se vestía, o en la que mi mamá se vistió influenciada por ella, porque eran dos mujeres muy elegantes. Pero de ahí, a pensar que eran señoras "de moda", no. De ninguna manera.

CD: Empecemos por el principio ¿Cómo pasó su niñez?

AF: Yo llegué a México en el 48, cuando tenía cuatro años. Veníamos de Nueva York en coche. A mi papá le encantaba viajar en coche. Mi primer recuerdo de México es el póster del charrito de Pemex que decía "Bienvenido a México".

Pasé una infancia muy feliz. Lozana, bilingüe; rodeada de un entorno diplomático culto y de una mamá con mucho estilo. Además, viajábamos como gitanos. Vivíamos en la calle de Lerma, en la colonia Cuauhtémoc; había jardines y el Paseo de la Reforma era hermoso. 

Primero fui a una escuela a la que solo íbamos lunes, miércoles y viernes; luego fui a otra en la que había muchas señoras inglesas. Como ponían sus escuelitas en sus casas, todos los angloparlantes -porque mi mamá es inglesa y mi papá era argentino- mandaban a sus hijos ahí.

Mi papá vino a abrir las oficinas de las Naciones Unidas para México y el Caribe. Por eso acabamos viviendo aquí. Una de las grandes oportunidades que teníamos era que, cada dos años, podías regresar a casa. En este caso, la casa era Argentina. Entonces, agarrábamos el coche, nos íbamos a Nueva York, subíamos el coche al barco y nos íbamos en barco hasta Buenos Aires ¡Y se vendía el coche porque en Argentina no había coches!

Un año, nos fuimos a vivir a Inglaterra, y mi mamá decidió que nos iba a enseñar en casa. El homeschooling que hoy está haciendo mucha gente, me lo hizo cuando tenía yo como 10 años. Nos sentaba abajo de un maravilloso árbol en una casa de campo donde estábamos, y aunque ya no recuerdo qué nos enseñó, algo nos ha de haber enseñado que salió bien; aprendí a ir a  museos, ballets, teatro. Todo eso era parte del entorno. Antes no había tele; los niños tenían que leer, tenían que ir a espectáculos y tenían que interactuar entre ellos. Tenías una vida educada y culta, completamente diferente a la de hoy en día. No había marcas, no había tenis, no había joggers, no había nada. La ropa era como by the way.

Bienvenido a México.



CD: Leí que llegó a la moda por casualidad ¿A usted qué le interesaba antes de la moda? ¿Qué quería hacer?

AF: Quería ser escritora, según yo. La esencia de mi papá era de periodista. Llegó a Inglaterra como representante de Reuters y trabajó en la BBC durante la guerra; que es de donde conoció a mi mamá, y de donde salí yo.

En mi vida siempre hubo una máquina de escribir, y siempre en esa máquina de escribir estaba mi papá; escribía artículos, hacía corresponsalía para periódicos en Argentina, mandaba reportes a Nueva York, siempre estaba escribiendo. Así fue su vida hasta que se retiró, y hasta que murió a los 93 años, dándole a la máquina de escribir, creo yo. Por lo tanto, era natural pensar que yo sería una escritora, cosa que no sucedió, porque no tengo la disciplina. Todavía tengo cuentos por ahí que escribí; luego pensé que quería ser poeta. En fin.

CD: ¿Ha pensado en publicarlos?

AF: No esos, particularmente. Tengo que hacer un libro con mis memorias en algún momento. Hablando justo de que la moda mexicana no tiene historia ni memoria, hay que ir consignando cosas que a mí me tocó vivir antes de que se vayan al traste y no se acuerde nadie.

CD: Después de regresar a México estudió el bachillerato en el Liceo Franco Mexicano.

AF: Sí, estuve en el Merici, una escuela de monjas; en varias, realmente. Mi mamá tomaba decisiones muy drásticas. ¡Decidió mandarme al Liceo cuando yo no hablaba francés! Había tomado unas cuántas clases en la Alianza Francesa nada más, y luego me aventaron al Liceo.

CD: ¿Cómo le hizo?

AF: A los tres meses aprendes. Aprendes o te ahogas. Estuve ahí siete años. El Liceo tenía una parte que se llamaba "La mexicana"; para poder tener una escuela monolingüe en francés, había que cumplir con los requisitos de la SEP y tener una parte en español. Por alguna razón, en La mexicana había muchos hijos de refugiados españoles, y yo creo que ese fue mi primer contacto con la política, con lo desagradables y horribles que pueden ser las cosas: la Guerra Civil, Franco, y con todos estos aguerridos republicanos españoles que a cada rato se querían lanzar a hacer manifestaciones frente a la embajada americana. Al mismo tiempo, eran gente leída y culta de quienes aprendí mucho, pero nada que ver con la moda. Aprendí más acerca del comunismo.

Me gradué del Liceo y me fui a estudiar a los Estados Unidos... Mi mamá decidió que debía irme a Estados Unidos.

CD: ¿Y se hizo comunista?

AF: No, no, eso ya está muy demodé.

CD: Llega a Vassar College...

AF: Sí, llegué a Vassar, y mi mamá me mandó a decir un día: "Oye, hay un concurso de escribir. Tú que quieres ser periodista ¿Por qué no participas en este concurso del Vogue?" Entré al concurso y, definitivamente, era un concurso de escribir.

CD: ¿Y qué fue lo que escribió? ¿Un cuento, un poema?

AF: No. Había una serie de preguntas, eran tres etapas con una serie de cosas que uno tenía que hacer: ¿Qué pagina te gusta más? ¿Cuál te gusta menos? ¿Por qué? ¿Cómo escribirías un artículo de belleza? Etcétera. Te pedían que hicieras una propuesta, o algo así, de todo lo que son los contenidos escritos de la revista. Aún debo tener los artículos que escribí, I'm a hoarder! Guardo papel.

Entonces, se fue estrechando y estrechando la cantidad de personas que estábamos en el concurso hasta que nos mandaron a llamar a las doce finalistas desde Nueva York, donde nos pasamos tres días increíbles entre limusinas y restoranes. En el Nueva York de los sesentas que era muy sofisticado. ¡Las editoras de moda eran elegantísimas! Pero la señora Vreeland era la reina total.

CD: Vreeland... ¿la conoció?

AF: Sí, claro, yo trabajé en el Vogue cuando ella estaba ahí.

CD: ¿Codo a codo?

AF: ¡Sí! Bueno... codo a codo no, porque ella era muy alta, pero, obviamente eran las mujeres del Olimpo. Es como cuando alguien te dice que trabajó con whatever. Por ejemplo: trabajas con los diseñadores en sus estudios pero ni te pelan. ¡No sabes la cantidad de cartas que tenemos de gente que estuvo en el estudio de Alexander McQueen! Y te dan una increíble carta, firmada por el asistente #3, pero no te pelan. Igual en Vogue, donde estaban las grandes editoras.

CD: ¿Qué aprendió en Vogue?

AF: Aprendí que había un periodismo de moda. Como el premio consistía en trabajar en cada uno de los departamentos y, además, yo seguía con esta idea de que quería escribir, estuve en producción, en contratación de modelos, fui booker, fui todo.


Anna Fusoni en los 60s.
Foto extraída de su Instagram.

CD: ¿Todo eso en un año?

AF: Sí, pero tenías tus ratitos. Posteriormente, pude decidir, y dónde más me quedé fue en redacción. Quiero que sepas que el primer texto que me publicaron era de tres renglones ¡Y me tomó seis semanas! Había unas correctoras de estilo que eran unas señoras como zopilotes; mala onda... buenas personas, pero muy mala onda. Les llevabas el texto y ¡N'hombre, las comas están todas mal! Te lo regresaban y dices ¿Ahora dónde las pongo? ¡Eran perras! Pero aprendes lo que es la minuciosidad, la calidad, el enfoque; no hacer nada al ahíseva. Y aprendí otra cosa: es muy interesante la ética profesional de los americanos. Al menos en Vogue, y me imagino que en general debe o debió ser así, porque ahora la gente es muy rabiosa. Podías estar en el departamento de arte donde se estaba teniendo una discusión acerca de cómo se iba a formar una página o un encabezado, y se podían poner unos agarrones como no tienes idea. Al llegar las 12, todo el mundo guardaba sus cosas y, como si nunca se hubieran dado un grito, se iban todos a comer juntos. Amigos del alma.

Ya ves que en México somos muy rencorosos, todo lo vas guardando en el buche de los rencores y cuando menos piensas ¡Pum! Te sale todo por ahí. En Estados Unidos no; ahí era un problema de chamba. No quiero ni decirte cómo me fue cuando llegué a trabajar a Terán Publicidad y le eché el primer grito a alguien, con la idea de que estábamos teniendo una discusión profesional, y que a las dos de la tarde nos íbamos a ir a comer como cuates.

CD: ¿Llegó de Vogue a Terán directamente?

AF: No tan directamente. Yo venía con unas fotos de un anuncio de Palacio de Hierro. En los sesentas, antes de que hubiera publirrelacionistas, el Palacio de Hierro se anunciaba en Vogue, porque había un director de publicidad, mercadotecnia y relaciones públicas que se llamaba Charlie Kovec.

Soy de la opinión de que siempre tienes que reconocer a tus mentores y él fue mi primer mentor serio. Organizó todas las fiestas de Palacio; inventó el Festival Internacional de Perfumería, y también la Medalla al Mérito del Diseño que premiaba a los diseñadores que había. Él llegó a Palacio de Hierro contratado por el señor Alberto Baillères y Emma Guerra, quien hacía las compras de dama, y cuenta la leyenda que llegó gritando: "Emma, where are the designers!?" ¿Cuál? ¡En México no hay diseñadores! 

Habían los de novias, como Tao Izzo y Julio Chávez, pero no diseñadores que iban a a estar dentro del Salón Internacional que manejaba Emma. Así que le responde: "Señor Kovec, yo he visto por ahí a un diseñador con un taller en la zona rosa, vayamos a verlo", y era Manuel Méndez. Entonces, Kovec lo trajo al Palacio de Hierro.

Manuel ya tenía su clientela y su posicionamiento, pero al llevarlo a Palacio de Hierro lo convirtió en el diseñador mexicano del Salón Internacional. Así fue haciendo a muchos, como a Enrique Martínez, o Carlo Demichelis que protegimos entre todos, y fue creando este entorno de moda. También, parte de la idea de Kovec de elevar el nivel de Palacio de Hierro, era anunciarse en el Vogue americano.

Como me entró esta locura de venirme a México me dijeron: ¿Ya te vas de regreso? ¿Por qué no le llevas estas fotos a Kovec? Porque antes no se digitalizaba nada y tenías que llevar los originales. Pues ahí voy yo, saco mi cita y me encuentro con este hombre alto y pelirrojo con lentes cuadrados. Le entregué las fotos; platicamos un rato, porque él había trabajado en Vogue en el departamento de arte, y cuando me estoy yendo me dice en inglés: "No te vayas, aquí nadie me entiende porque yo no hablo español, y necesito que alguien me haga mis boletines de prensa". Jamás lo habló, por cierto. Y así fue como comencé a hacer los boletines de prensa de sus eventos de moda.

Lo de entonces era que las señoras se hicieran ropa con los patrones Vogue. Había un departamento de telas en Palacio de Hierro, y habían unos libros enormes donde tú veías los patrones. Había muchos como McCall's y Vogue, varios; pero Vogue era el mejor. Así que, cada seis meses se seleccionaban una serie de patrones Vogue, se hacían con las telas de Palacio de Hierro, y venía la editora del Vogue Pattern Book de Nueva York, que era una filial de la revista, a hacer su presentación del desfile. Eran estos desfiles donde uno decía "ahora viene un vestido en lino café, bla bla bla". Ella hacía su discurso y Fusonita -porque yo era muy jovencita todavía- traducía. Ahí fue la primera vez que agarré un micrófono.


Charles Kovec (centro) en su oficina de Palacio de Hierro en los 70s.
Fotografía cortesía de su nieta Kit Garven.

CD: En vivo y en directo.

AF: !En vivo y en directo! Así se hizo durante varios años, luego te jode ser importante porque había otras cosas. En Palacio de Hierro había toda una serie de marcas y confeccionistas; Modelos Fernández hacía abrigos, vestidos, todo. Y Paco Fernández siempre se ganaba las medallas de oro al mérito de El Palacio de Hierro. ¡Era otro mundo! Y seguía siendo moda muy reducida; o sea, nada más existían el Palacio de Hierro del centro y el de Durango, que era la joya nueva.

Hice parte de mi escuela de moda en el Vogue, entendiendo lo que era el diseño y lo que eran los diseñadores, pero no tenían las personalidades como las tienen hoy, no eran estrellas ¡No eran nada! Digo, se les consideraba; pero la revista era mucho más fuerte que ellos. Estar con Kovec haciéndole sus traducciones fue otra escuela; un día me dijo que fuera con José Terán para que me contratara como copy y que ahí le tradujera sus anuncios de Palacio de Hierro. Así, entré en contacto con mi otro mentor José Terán, quien me enseño mucho de publicidad. Él era el papá de los que ahora manejan la agencia de José Alberto Terán; es decir, la agencia de Palacio de Hierro sigue siendo del mismo señor. Él empezó en el techo del Palacio de Hierro Durango, y luego se cambió enfrente, arriba del Bancomer en Durango.

Con Kovec aprendí muchas cosas. Tenía muy mal humor; si estaba de buenas te llevaba a comer al Rivolli, si estaba de malas no te hablaba. Así eran las cosas. Y así estuve bastante tiempo hasta que me aburrí, porque además de que me tocaba hacer los textos de moda, también tenía que hacer los textos de los descuentos de las lavadoras y los refrigeradores. Llegó un momento, donde dije: ¡No quiero más! ¡No quiero más!

CD: Ya estaba por encima de eso.

AF: Más bien, al final del día era muy monótono. En ese momento, yo tenía una vida social que no tenía nada que ver con la moda. Yo era muy amiga de Feliciano Béjar, de gente del mundo artístico sobre todo.

Al salir de Palacio de Hierro, yo le hacía articulitos a Vicente Leñero, que era el director de una revista que ya no existe, una franquicia ítalo-argentina que se llamaba Claudia. Una revista grande, muy chic. Luego él se fue, y entró Gustavo Sainz. Ahí había una coordinadora que se llamaba Ana María Novick, una argentina que un día decidió regresarse a su país. Gustavo me mandó a llamar y me dijo: "Ahí está la plaza si la quieres"; de esa manera llegué yo a ser la coordinadora de moda de Claudia. Una chamba que nunca hubiera podido hacer si no hubiera sido por Lupita Aguilar. Lupita Aguilar, la que hoy trabaja con Fernando Toledo en el Reforma, ¡fue mi asistente hace 44 años! 

Con ella tuve una relación entrañable. Recuerdo que era muy jovencita y me dijo: 

"Señora Fusoni, yo he estado aquí siendo la asistente de Ana María Novick, pero me puedo ir si usted quiere traer a su gente". 

—"¡No! ¿A dónde crees que vas?".

Ella era la que conocía a todos en la industria. Hicimos cosas padrísimas, porque yo venía con esta idea del Vogue de hacer fotos propias con lo que hubiera. No fue fácil, pero logramos hacer varios shootings. Recuerdo que una vez vino la Reina de Inglaterra, y yo me puse de acuerdo con Kovec para hacer una edición de moda tricolor en Claudia como la bandera inglesa, y Palacio de Hierro hizo unos escaparates así en Durango. ¡Eran cosas padrísimas!


Revista Claudia, febrero de 1972.
Fuente: MercadoLibre.

CD: Esto pasó a mediados de los setentas, ¿cierto? ¿Qué pasó con Claudia?

AF: Sí, del 73 al 75. Ahí tuve otro mentor, Giorgio De'Angeli, que me decía: "Señora Fusoni, no escriba acerca de los dinosaurios". Como pagaban por cuartilla, los colaboradores mandaban artículos de 25 cuartillas para cobrar más, y luego necesitabas tener un editor a sueldo que los comprimiera para que cupieran y fueran lógicos dentro de la revista. Fueron días muy buenos con Giorgio De'Angeli, era buenísimo el hombre, y me enseñó mucho de dirección de revistas, redacción y sobre todo de ser sucinto; saber resumir y plantear las cosas de manera mucho más objetiva, sin volverte barroco con tus explicaciones.

Claudia era un negocio familiar, y eventualmente sacaron a todos los argentinos. A raíz de este rebumbio entre ellos a finales del 75, yo me acabé saliendo. Eran muy complicados todos. Después, Lupita Aguilar y yo nos fuimos a un proyecto que estaban haciendo unos empresarios de la confección de Izazaga, que se llamó Mexico Mart. Ellos decían que: "Si hay un Dallas Mart ¿Por qué en la Ciudad de México no habría un Mexico Mart?" Se hizo una inauguración espectacular en este edificio que está en Izazaga, y Jack Ross, que era el gran coordinador y coreógrafo de aquellos entonces, hizo un desfile magnífico usando las escaleras eléctricas, subiendo y bajando. El único problema con este proyecto es que no calcularon bien el hecho de que, si tienes un espacio en México Mart pero tu fábrica está a tres cuadras, es mejor que vayan a verte a tu fabrica. Fracasó rotundamente. Si hubieran analizado que, el Dallas Mart era exitoso porque nadie tenía fábrica ni oficina cerca, habría funcionado. Dallas Mart le da servicio a toda una zona, pero si estas en Nueva York, no hay un New York Mart; todo el mart es la calle. Y el mart en México era, y sigue siendo, la calle de Izazaga, donde van a comprar los comerciantes de provincia. Por eso no resultó.

Lupita y yo nos quedamos desempleadas. Creo que Lupita se fue a Kena, y yo me fui al Ovaciones.

El Ovaciones tenía su tabloide matutino de deportes, y otro en la tarde con un periódico de noticias frescas. No había diarios vespertinos; había otro en la tarde, pero creo que era el Alarma o una cosa así. Tenía mucho éxito ahí, y estuve con Fernando González Parra en una página llamada "Feminova" que era de cuestiones femeninas. Poníamos recetas y esas cosas. Un periodista de sociales que se llama Xavier Orizaga y yo, teníamos una sección que se llamaba "Abelardo y Eloisa", que eran como consejos ¡No sabes las cartas que te escribía la gente! Los dramas y los mocodramas que decías ¡No, bueno! ¡Una vez una señora me escribió un cuaderno! La necesidad de comunicarse de la gente es enorme.

También en ese momento yo fui, quizás, la directora más joven que ha tenido el Fashion Group. Tuve dos periodos: del 78 al 81. Nunca se había reelegido a una directora. El Fashion Group hacía presentaciones de tendencias de moda ¡En los setentas! Eran bien avanzadas.

Entonces, en Nueva York -porque es un grupo que está linkeado con Nueva York-, tomaban fotos de los desfiles -hacían una gran labor editorial-, y te mandaban unas presentaciones en carrouseles con transparencias de cartón en cajitas; luego yo las montaba en cartón.

Directoras del Fashion Group desde su fundación hasta el 87, su 25 aniversario.
Documento cortesía de Anna Fusoni.

CD: Un poco como lo que ahora hace el sitio de Vogue.

AF: Sí, pero mucho antes, eso es completamente digital, esto era un carrusel.

CD: ¿Pero quién veía ese carrusel? ¿Sólo las editoras de moda?

AF: No. Nos traían el material dividido por tendencias: abrigos, esto, aquello, color, telas, accesorios. Y, ya en México, como eran muchísimas transparencias, yo las dividía porque yo era la directora, y la subdirectora, y la todo. Y hacíamos una presentación a la industria con torres de diez carruseles dando la vuelta. Era genial. Lo terrible, es que no hay buenas fotos de eso. Se le presentaba a los compradores de Palacio de Hierro, a la industria, y a los tres diseñadores que había; y hacíamos una carta de color. Un año, hicimos una carta con plumas de pájaro de todos los colores y Gerardo Rebollo nos hizo unos broches buenísimos. Hacíamos cosas muy interesantes.

Un día, Adrián Lajous -otro de mis mentores-, quien era el director del IMCE (Instituto Mexicano de Comercio Exterior), me prestó el auditorio de Patriotismo, que es un auditorio muy hermoso donde caben 240 personas, y me ahorré la renta. Vendíamos boletos, y básicamente, de eso vivía el grupo. Cuando estábamos en la presentación, él bajó a ver qué hacían todas éstas señoras, y como a los 10 días me mandó llamar y me dijo: "Eso que hiciste con las señoras, y con la industria, y con el vestido, quiero que lo hagas para el calzado", porque él era un gran creyente del calzado mexicano para exportación. Y me contrató para viajar a las ferias en Europa buscando información. Todo lo que hacen todos hoy en día, pero en aquel entonces.

Fue una época muy bonita de mi vida, porque viajé a todas las ferias; traíamos información, hacíamos presentaciones en Guadalajara, en León. Mi primer contacto con León fue en esos tiempos. Estuve 3 o 4 años haciéndolo hasta que, un buen día, Lajous se fue de director al Banco de Bancomext y nos pusieron a (José) Gomez Gordoa. 

Hicieron un intercambio: Gomez Gordoa era director del banco (Banco Nacional de Comercio Exterior) y se volvió director del IMCE, y Adrián, que era en cierta forma mi protector, se fue.

Gomez llegó a tomar posesión del IMCE y yo, en el alboroto, acabé en el área de artesanías promoviendo artesanías mexicanas, porque éste hombre no creía en el calzado. En un bienio del IMCE muy misógino. No voy a decir qué eran, pero eran terribles. Teníamos unas juntas de directores de área y a mí nunca me llamaban por mi nombre, me decían: "¿Y qué piensa el departamento de artesanías?" ¡Eran unos cabrones! Creo que es la única vez en mi vida en la que realmente fui maltratada por ser mujer; porque en general me ha ido bastante bien.

Llegó el momento donde dije: "Yo ya me voy", y me responden: "¡No te vayas porque ahí viene Carlos Salinas!" y dije: "No, yo ya no aguanto tantos de éstos cambios ¿Luego acabo de qué? ¡¿De directora de las cocinas o qué?! ¡No! Yo ya me voy". Y me fui. 

Luego trabajé con un español que se llamaba Manuel Plens, que quería desarrollar un servicio de información de moda hecho en México que no funcionó; pero el tipo sabía de confección y de moda como no te puedes imaginar. Después me fui a trabajar con una americana que se llama Denise Zeleznik, que hacía una feria de maquinaria textil y tenía un periódico que se llamaba "Notimoda"; todo esto en paralelo con el Ovaciones.

Notimoda pretendía ser el Women's Wear Daily -pero mensual- de México. Desafortunadamente, solo guardé un ejemplar. Un día, yo andaba en León y llegó un señor que me dijo: "Señora Fusoni, yo tengo todos los Notimoda", y en vez de agarrarlo del pescuezo y pedirle que me llevara inmediatamente por ellos, le dije: "Ay sí, que bueno, luego hablamos" y nunca lo volví a ver. ¡Sería increíble tener un juego de Notimodas! Ahí estuve trabajando de editora. Ella hacía la feria de maquinaria y luego, la Cámara del Vestido le pidió que se hiciera la Semana de la Moda. La estuvimos haciendo y luego nos peleamos.

CD: ¿Por qué?

AF: ¡Ay, porque así son las cosas! En 1984, yo me asocié con Armando Zenteno y pusimos una empresa llamada ONC, que era Oficinas Nacionales de Compras que, como te dije el otro día, no compraba nada y empezamos a organizar Salón Boutique.

Anna en 1987.
Fuente: Mextilo.

CD: ¿Y qué era Salón Boutique? ¿Eran desfiles?

AF: No, Salón Boutique era una feria. Una expo tipo Intermoda con desfiles, pero la hacíamos en hoteles porque no había lugares de expos. Tú tomabas uno o dos pisos del hotel, dependiendo de cuántos clientes tenías, y luego rentabas un piso adicional para guardar las camas; cada uno de los expositores o de los confeccionistas se instalaba en el cuarto de hotel, como si fuera su stand.

Era muy muy exitoso, porque seguía siendo un México cerrado. O sea, tú no podías traer nada del extranjero a menos que fuera fayuca, o estuviera chiveado. La producción nacional era bastante buena, y las boutiqueras de todo el país venían a estas ferias que eran exitosísimas y generaban mucho dinero. Los confeccionistas contrataban desfiles, se los hacíamos, y traían a Soda Stereo, Marco Antonio Muñiz, a Timbiriche; a todos ellos los tuvimos alguna vez abriendo shows. Claro, antes de que Timbiriche fuera tan famoso, pero era todo un espectáculo.

CD: ¿Hay fotos de Salón Boutique?

AF: Pues debe de haber en algún lado; yo no tengo. Es absurdo, estoy de acuerdo, es absurdo. Con la gringa yo entré en este mood de que, si yo he avanzado tanto en este entorno donde no me correspondía estar, y tuve toda esta maravillosa vida en el IMCE viajando por a todas las ferias, gracias al concurso que me gané del Vogue; tengo la obligación moral de regresarle y ofrecerle a la gente la posibilidad de ganarse un concurso. Porque, la verdad, no iba por ahí el asunto. Entonces, establecimos La Aguja de Oro en el 80. Este era un concurso abierto a estudiantes y a profesionales.

CD: ¿De qué era el concurso?

AF: De diseño de moda, de prenda de vestir. Cuando me separé de ella, seguí con mi proyecto, y nació el Modapremio en 1985; pero no se pudo llevar a cabo porque tembló. Habíamos hecho dos ediciones de Salón Boutique; iríamos por la tercera en noviembre del 85. Tembló en septiembre y nos quedamos sin hotel, porque íbamos a estar en el que ahora es el Hotel del Prado, cerca de Pemex. Pemex requisitó el hotel para su gente que tenía que venir de provincia, y el del hotel nos dijo adiós. Drama, total drama.

Fuimos a vender nuestra alma al diablo en el María Isabel Sheraton donde me decían: "Mire, aunque usted tenga que ocupar medio piso tiene que pagarme dos". A unos precios que, me acuerdo que costaban 16000 pesos la noche, de los pesos de antes. ¡Era un robo, un robo! Estábamos como almas en pena, mi socio y yo. 

Yo pertenecía a una asociación que se llamaba Asociación Mexicana de Mujeres Jefes de Empresa, dirigida por Blanca Rosa Álvarez de Cuéllar. En algún momento le dije a Blanca Rosa: "¿Tú no crees que Yolanda Vargas Dulché me pueda ayudar?" Porque ella era dueña del Krystal. Como no me contestaron, se me olvidó; y justo cuando íbamos a firmar con el María Isabel me habló el gerente del Krystal y me dijo:

—"Oiga, señora ¿Qué no va a venir a firmar su contrato?"

—"¿Como de qué?"

—"¡Pues de que le voy a rentar las habitaciones, porque me dijo doña Yolanda que había que apoyarla!"

Teníamos unas oficinas en Reforma junto al cine Diana, y ya ves que el Krystal está ahí. Bueno ¡Salimos corriendo! ¡Perdí un zapato en Paseo de la Reforma! ¡No sabes lo que fue llegar con el gerente a firmar! 

Hicimos nuestro Salón Boutique en noviembre del 85, y fue muy exitoso porque, como se había colapsado todo Izazaga con el temblor, y hubieron tantos problemas con las costureras y todo eso, mucha gente de provincia había perdido contacto con sus proveedores ¡Entonces se dejaron venir a la Ciudad de México en unas cantidades impresionantes! Ahí resurgió un poco la industria y se consolidó Salón Boutique.

Estuvimos unas tres o cuatro temporadas en el Krystal, luego nos fuimos al que está en la glorieta de Colón (hoy Le Meridién), y luego nos fuimos al Nikko (hoy Hyatt Regency). Esos días del Krystal fueron buenísimos; como estaba bastante dañado, había varios pisos donde no podías pasar, y nos dieron el piso 15 y 16. Me acuerdo que a mi amigo Ricardo Domínguez, que era el de la Alpargatería Española, le dije: "Mira, tú tienes que ser el jefe de este piso. Si vuelve a temblar, las escaleras están ahí y tú tienes que bajar a esto, a esto y a esto". Afortunadamente, no tembló; tuvimos muchísimo éxito. 

Hacíamos desfiles pequeños, porque la verdad el hotel no es muy grande. Y al año siguiente, tuvimos a talentos de Guadalajara para que vinieran a hacer un desfile de moda de hombre; recuerdo que vinieron Julia y Renata, varios ¡Pero eran unos niños todos! Y así empezamos a hacer el Modapremio en forma.  Y, justo después, en el 90 y something llegó Air France, que quería hacer un concurso. Establecieron contacto con Manuel Méndez, y él les dijo: "¿Por qué no van con Anna Fusoni que ya tiene un concurso?".

Tuvimos una alianza estratégica en el Modapremio durante cuatro o cinco años con Air France. Ellos se llevaban a 10 ganadores de México al concurso  Jóvenes Creadores en París. El concurso de Jóvenes Creadores sigue existiendo, y fueron experiencias muy bonitas para los que viajaron. Todavía se acuerdan.

Anna Fusoni con Alejandro Peimbert en el Modapremio del 2001.
Fotografía cortesía de Anna Fusoni.

CD: ¿Existe algún registro de eso?

AF: De los primeros años del Modapremio sí tenemos fotos; pero ahora que estamos relanzando el concurso ya no se pueden ni escanear porque están muy viejas. Tengo algunas digitalizadas, aunque están feas. Tengo, por ejemplo, una especie de PDF de los 25 años de Modapremio; el primer ganador fue un diseñador que se llama Raúl Ramírez, que ahora tiene un negocio en el que le maquila cosas a Héctor Terrones y todo eso. Es muy padre.

CD: ¿Cómo acabó la alianza con Air France?

AF: La alianza se acabó cuando Air France entró en una crisis terrible por la que casi quiebra, y fue quitando todo lo que le sobraba, como nosotros, que, en realidad, les sobrábamos. 

Ya liberados de ellos, decidí darle más aire a los diseñadores, porque cuando estábamos con los franceses los temas eran: diseña un vestido de día para dama joven para ir a un evento deportivo... larguísimo. Entonces, propuse cosas más interesantes, e hicimos uno de los Beatles, por ejemplo, y empecé a invitar a diseñadores. Hice uno de reciclaje, e invité a Carla Fernández ¡Pero them days! Me acuerdo que Carla me dijo: "¡Yo llevo a todos mis modelos!" ¡Y llegó con una tribu de chilapastrosos que no tienes idea! El backstage olía a marihuana. Así como la ves ahora, no sabes. Luego, hice uno con Cristina Pineda, de moda comercial. También traje una vez a Rosario Mendoza, cuando hicimos uno de artesanías.

Posteriormente, fui cambiando un poco. Le di un desfile a Jesús Ibarra, después de que él se fue a Nueva York a ser el diseñador de la marca de Enrique Martínez tras la muerte de éste. Se quedó ahí con Elisa Salinas, y llegó un momento en el que fue incosteable. Sucedió lo del 9/11, se regresó a México, me lo encontré en una exposición y le pregunté que qué estaba haciendo; me contestó que nada, y le propuse hacer un desfile. Aceptó, y ese fue el primer desfile que hizo sólo después de todo ese tiempo. Hice lo mismo con Alejandro Peimbert y muchos otros.

En fin, Modapremio empezó en el 84 y Salón Boutique le dio cobijo durante todos esos años. Siempre se celebró al mismo tiempo, en noviembre. Luego, llegó Salinas de Gortari y dijo: "¡Vamos a entrarle al mundo!" Y, como preámbulo de su buena voluntad, en el 92 le dijo a las boutiqueras: "Ustedes vayan a comprar al extranjero".

Yo tenía un show con dos hoteles llenos, y no llegó ni una sola de éstas condenadas viejas. ¡Ni una!

Yo me he vomitado pocas veces en mi vida a raíz de una cosa profesional: ahí fue una. Llegué a mi casa y por todos lados, nada más del estrés. Fue patético. Como organizador de ferias, trabajas durante seis meses y la feria dura cuatro días. Si la feria sale bien, es que tus expositores son unos chingones; si sale mal, es que tú eres de lo peor. Nunca ganas.

Ese fue el principio del final, obviamente. Como ya no teníamos donde hacer la feria, a mi socio se le ocurrió la buenísima idea de hacer otra feria en Acapulco. Fue un suicidio. El caso es que en el 92 quebramos.

CD: ¿Por qué hicieron otra feria después de un fiasco así? No entiendo.

AF: ¡Por tontos! No se en qué estábamos pensando, en la inmortalidad del cangrejo, vete tú a saber. Fue una locura porque no estaba viendo. Hace poco fui a un Fuck-up Night a Puerto Morelos y me preguntaron: "¿Cuál fue la peor cosa que te ha pasado?" Pues esa: quebrar. ¿Qué aprendí? Que en vez de andar en diva, hay que estar viendo lo que está pasando en el mundo. ¡En vez de estar de espaldas a la ola hay que estarla mirando para que no te tumbe!

Quebré, evidentemente me peleé con mi socio; y él va por la vida diciendo que gracias a él yo hice cosas y que él se llevó la parte fuerte. ¡No es cierto! Él se fue a vivir a Nueva York con una novia que tenía, se acabó su matrimonio, ¡fue un desastre! Pero todo fue por no estar en donde debíamos estar, por no estar enfocados, por no tener un business plan. ¡Por eso yo soy tan insistente con los planes de negocio! ¡Si no los tienes, te lleva el tren! ¿Cómo lo sé? Pues porque ya lo viví. Ya me pasó a mí.

Total, ahí estaba una Fusoni desempleada y con una bola de deudas que no tienes idea. Y, nuevamente, mis amigas las Lajous, hijas de Don Adrián, como eran socias en Radio Mil, me ayudaron y me dieron un programita. Estaba en ventas, sacando la quincena, pero muy agradecida con ellas. Debí haber estado ahí como dos años, porque Alejandra Lajous fue nombrada directora de canal Once, y yo me fui a trabajar con ella. Gracias a que estuve trabajando de esa manera pude medio mal pagar mis deudas. 

En el Fuck-up me preguntaron: "¿Cómo es?" Pues como los alcohólicos: un día a la vez. Porque si volteas a ver cuánto debes y dices ¡¿Debo todo eso?! Te mueres. Entonces, vas un día, pagas un poquito; pasa otro día, y pagas otro poquito. Hasta que un día ves, y ya no debes nada.

CD: ¿Cuánto tardó en pagarlo todo?

AF: Como 10 años.

CD: Ay.

AF: Ay... Pero sí se puede, ¿eh?  Desafortunadamente se te van como agua. Estuve trabajando con Alejandra hasta el año 2000. 

Cuando yo me di cuenta de que Fox iba a ganar, me salí del canal Once. Prefería estar desempleada en enero que estarlo en septiembre. Cabe destacar que el nombramiento de director del canal Once es presidencial. Salinas nombró a Alejandra; Zedillo la ratificó; y el siguiente, fuese del PRI o del PAN, era poco probable que la volviese a elegir. Pero ella hizo una labor tan extraordinaria... no sabes. 

Sería incorrecto de mi parte no mencionar que, en 1993, conocí al que ahora es mi segundo marido; que no me alivianaba las deudas, pero sí me alivianaba la vida. Y en el año 2000, decidimos que nos íbamos a casar.

En fin, mi vida cambió completamente. Yo me casé; mi hijo Diego también se casó; un hijo soltero de Félix, también. Se desintegró totalmente el enjambre que teníamos. Cada quién vivía en su casa, pero pasábamos juntos los fines de semana.

Anna con su marido Félix en los 125 años de Palacio de Hierro en el 2013.
Fuente: Latin Fashion News. 

CD: ¿Y eso como la hizo sentir? ¿Estaba liberada? ¿A qué se dedicó después?

AF: Pues como yo ya no debía nada, decidí impartir cursos y seminarios con mi amiga Maru Carpintero. Dimos una cantidad considerable de capacitaciones buenísimas en la Cámara del Vestido a comerciantes de Izazaga, porque había que sacar para la chuleta; con psicodramas, no sabes. Por eso, ahora le digo a Maru que cuando las cosas se ponen pesadas tenemos que dar un curso. Claro, yo ya no estaba tan preocupada por la quincena porque ya me mantenía mi marido, y eso era una ventaja. Después del 2000 seguí con el Modapremio ¡El Modapremio me mantuvo muchos años! Dejó de ser en el 2010. Yo lo intento revivir, pero no sé si sea una buena idea.

Años después empecé a colaborar con José Andrés Patiño en el Fashion Week pre Cory (Crespo). El Fashion Week monodecente, porque José Andrés es una persona muy educada. Entonces estábamos Claudia Muñoz, Gabriela Figueroa y yo colaborando. Nunca nos pagó; pero nunca se trató de eso.

CD: Pero Fashion Week existe desde los 90, ¿no?

AF: Habría que ver, porque Fashion Week empezó con Días de Moda de Macario Jiménez y todos ellos. Después, conocieron a los de KTR, que era una agencia de promociones de la que Andrés Patiño era socio, y los de la agencia les dijeron: "¿Por qué no lo organizamos nosotros?" Luego se pelearon entre ellos.

José Andrés se quedó con el concepto y estuvo viajando a la Fashion Week de Sao Paulo y dijo: "Hagamos lo mismo". Eso ha de haber sido en los late 90s, tendríamos que checar bien.

En fin, ahí estuvimos taloneándole, y a mí me convenía. Con Manuel Vera hacíamos una cosa llamada "Fashion Forward", de donde sacábamos a los nuevos talentos y les hacíamos un desfile; de ahí salieron varios que andan flotando por ahí. La verdad, yo no me acuerdo de ellos, pero ellos se acuerdan muy bien de mí.

Los de Coloürs, que son los que están organizando Fashion Week, acaban de celebrar su décimo aniversario. Pero no es porque sea su décimo aniversario, sino porque es su décima edición. Serían como cinco años. Hubo por ahí un año como híbrido del DFashion donde ya se estaba descomponiendo Patiño, porque se asoció con noséquién y nos cortó. Hizo Fashion Week en Campo Marte y fuimos a verlo porque somos sus amigas y éramos solidarias. Cuando llegamos ¡Catástrofe absoluta! ¿Por qué? Porque si tú no le pagas a los militares por adelantado, no te dejan entrar a montar; como no habían pagado, no entraron a montar a tiempo. Y ahí estuvimos todos el primer día esperando a que empezara el desfile y, nada, porque no habían podido entrar. ¡Fue una comedia! No éramos muchos; eran como las cuatro de la tarde y nadie va a los desfiles a esa hora... bueno, así era antes. Entonces, para que no estuvieran tan intranquilos ¡Les empezaron a dar cervezas! Pero, como no tenían dinero, cuando llegó el de los baños portátiles dijo: "Ah, ¿no está mi cheque?" Levantó todo, y se fue. Había un solo baño en el casino militar... comedia de errores.

Este socio de José Andrés nos agarró de paño de lágrimas y nos dijo: "Es que a mí nadie me había dicho que tenías que pagar". Dices: "Hello" ¿No? 

Fue horrible. Se acabó. ¡Tronó como ejote! También hubo un momento intermedio, porque alguna vez montaron Fashion Week en el Camino Real y los de DFashion, o sea, Coloürs, dijeron: "Mira, que buen eventito" y pusieron el suyo. Así que había Fashion Week y DFashion. Un día, nos mandó a llamar a todos el presidente de la Cámara del Vestido y nos dijo que esto no podía ser, tenían que juntarse. Los de DFashion aceptaron, y se juntaron con los de Mercedes-Benz, porque querían hacer una cosa pero no podían usar el término "Fashion Week" porque José Andrés la tenía registrada. Entonces, se volvió el Mercedes-Benz Fashion México.
 
Finalmente, Cory, Coloürs y el Mondra (José Mondragón) le compraron el paquete de registros de marca a José Andrés con la condición de que, con el dinero que le iban a pagar, él pagara las deudas, para que no arrastraran una mala fama. No sé como estuvo; pero ya es Mercedes-Benz Fashion Week México. Ya se consolidó como tal. Eso es, quizá, lo que tiene cinco años; las anteriores no sé si no cuentan. No tengo la menor idea.

Total, terminamos con José Andres. Y al mismo tiempo, yo ya estaba colaborando con los de Intermoda, haciendo la Designer's Corner; ya me habían contratado los de Creáre en el 2007, y las cosas se fueron empalmando. Si estaba o no con José Andrés, ya no importaba; yo solo me estaba deteniendo mientras pasaba algo mejor. La verdad, Creáre ha sido una experiencia muy satisfactoria. Al mismo tiempo, empecé a dar más conferencias pues se empezó a abrir más ese mundillo. Por ahí tuve una asociación con Aaron Lazcano y dimos cosas de tendencias, haciendo de multitasker.



Anna en el Modapremio 2007.
Fuente: Blog de Modapremio 2007.

CD: ¿Qué futuro le ve a Fashion Week México?

AF: Ninguno, ya se desgastó el concepto. Los fashion weeks han cambiado de tal manera que ya no son interesantes. No sé si has oído de esta opinóloga holandesa, Lidewij Edelkoort. Ella dice dos cosas en su manifiesto "La moda ha muerto": que la moda ya no es moda, es sólo mercancía; es tan barata que la compras, la usas, la tiras y ya no la aprecias; ya no tocas una tela y dices: "wow". Lo cual es un poco contradictorio, porque es trend hunter para Armani, pero al mismo tiempo te dice que la moda ya se murió. En fin. También dice: "¿Qué caso tiene ir a un desfile? ¿Qué caso tiene producirte para un desfile, desplazarte una hora, esperar otra hora en una cola para que me dejen entrar, y luego esperar otros tres cuartos de hora para que empiece un desfile que va a durar 12 minutos? ¡Y que además no puedo ver porque todo el mundo está con el teléfono en frente! Eso va a ser la muerte de los fashion weeks. Si te fijas, los gringos llevan ya bastante tiempo repensándolos.

Toda esta idea loca que han tenido Johann (Mergenthaler) y ellos, de ir a diferentes lugares, ya no sé si me parece práctico o no. Es igual ¡Pero los lugares son tan malos! ¡El estacionamiento del hotel María Isabel Sheraton, que fue donde hicieron el de Lorena Saravia y el de Anuar Layón, fue inmundo! Es un estacionamiento con techo bajo, poca ventilación e iluminación pésima ¡Eso no es un lugar para un desfile! ¡Punto! Por más cotorro que se te haga el lugar ¿Dónde estaba protección civil? ¡Son unos irresponsables! Es una zona sísmica donde no ha temblado en mucho tiempo. No se va a caer el hotel porque no se va a caer, pero donde tiemble ¡Todos vamos a morir aplastados... pero aplastados por el prójimo! No por el edificio. No piensan en ninguna de esas cosas.

El del Ángel estuvo bien; pero era mucho escenario para tan pobre diseñador; pero eso es aparte. Digo, Kris (Goyri) me parece monísimo, pero no era para darle el Ángel de la Independencia, por favor.

Tengo entendido que lo que quería hacer Beatriz Calles, era que fuera un lugar para varios, o todos los diseñadores; un poco como lo que hicieron en París hace mil años en el Champs-Élyseés, donde todo el mundo salió con sus modelos, yo no sé. En fin. Luego te llevan a la iglesia Christ Church en Artículo 123 con todo el mundo amontonado... ¡No!


Desfile de Kris Goyri en el Ángel de la Independencia, 2017.
Fuente: Elle México.

CD: O sea, que Fashion Week ya murió.

AF: Pues no sé si haya muerto o no, pero ha muerto para los que nos interesaba ir. A lo mejor, para ellos que quieren hacer puras activaciones comerciales, y les conviene que vayan todos los bloggers, y los influencers, y que hagan muchos tuits, y que suban muchas fotos a Instagram, sigue vivo; a lo mejor es lo que quieren sus clientes; Heineken, o Mercedes, o lo que sea. Van a tener que reinventarse de alguna manera.

CD: Hábleme de algo que me llama mucho la atención ¿Qué fue Google Plus Fashion? ¿A quién se le ocurrió y qué fue de eso?

AF: A raíz de que Gaby Figueroa y yo estuvimos con José Andrés en Fashion Week, un día fuimos a ver a  Mike Alva de Google y le dijimos que queríamos hacer algo; como un canal de Youtube que se llamara "Freshly Baked" o algo así, de nuevos diseñadores, y nos dijo: "Sí, abran su canal". Pero en el sí-abran-su-canal,cada quien hizo sus cosas y no lo hicimos. Entonces, Gabriela se volvió a encontrar a Mike Alva, porque ella trabaja bastante con Google, y Mike le dijo: "Oye, vamos a hablar con Anna, a ver si hacemos una semana de la moda virtual", que es lo que fue Google Plus Fashion.

Hicimos cinco ediciones en las que aprendimos muchas cosas, pero no era rentable para Google. Era un gasto muy fuerte, y la verdad, el income que se generaba era inexistente. Pero fue muy bueno, porque nos permitió reestablecer contacto con una serie de diseñadores como René Orozco, Ale Salcido, o Isa Valdéz, que yo había ido encontrando en Designers Corner cuando empezamos con eso hace como 10 años. Designers Corner es esta zona que se ha ido construyendo dentro de Intermoda para darle cabida a los diseñadores, y que hoy en día esta muy bien establecida. 

Todo esto pasó en paralelo: Designers Corner, Intermoda, Google Plus Fashion y Creáre.

Anna Fusoni y Miguel Alva, 2012.


CD: Para volver a lo que es completamente de Anna Fusoni ¿Qué es Tela de Dónde Cortar?

AF: Era una sección. En algún momento de mi vida yo estuve asociada con Rubén Díaz, y teníamos -bueno, él todavía tiene- Fashion News, que es una publicación muy parecida a Notimoda. Ahí, yo tenía una sección que se llamaba "Tela de dónde cortar". Cuando nos separamos, él se quedó con el nombre y el proyecto, y yo me quedé con la columna, misma que se quedó dormida. 

Cuando apenas estaba comenzando con Internet preguntándome: ¿Cómo se hace esto? ¿Por dónde se mueve? Abrí en Wordpress mi propio blog.  Ahora lo hago con una mano en la cintura, pero al principio era complicado. Claro, antes yo no tenía toda esta capacidad de las redes sociales para mover los contenidos; por lo tanto, cuando empecé con KS hace tres años, lo primero que hicimos fue activar su pagina -que creo tenía una visita al mes-, jalarla, y meterla en KS.

CD: ¿KS es suyo?

AF: Es mío, pero es una revista que empezó Amador Ruvalcaba hace 19 años junto con la Cámara del Calzado. Se llama KS porque eran key steps. Yo colaboraba con él.

Una vez nos hicimos muy amigos en el Intermoda porque no le quisieron dar un stand. Entonces yo representaba a Promostyl, un servicio de moda que consistía en unos librotes que obvio ya no existen; yo tenía mi stand porque di una conferencia. Amador estaba sin casa, así que le dimos un cachito. Nos hicimos amigos y yo colaboraba con él, pero no era mucho. En realidad, yo no tenía quéveres de ningún tipo con la revista, hasta que un día me hablo y me dijo: "Me voy a ir a trabajar con Patricia Mercado ¿La quieres?" Platiqué con mis hijos, y me dijeron que le veían potencial.

Ha sido un dolor de cabeza como no tienes idea, pero la tomamos. Le quité el lomo y le puse grapa, cosas que la hicieran más ágil; no tiene caso tener lomo para una revista de tres pliegos, por más chic que lo parezca. En México, el lomo les parece una cosa muy elegante; y sí lo es, pero también es muy impráctico.

Empezamos con KS, y ahí vamos; ya se va a digital, y esperamos que sea mejor negocio. Yo pensé que tendría mayor renuencia por parte de los anunciantes pero no, a nadie le importa realmente. Así que estamos buscando soluciones ¿Sí te comenté que queríamos ponerle un QR? Lo ideal sería tener una app, pero yo que tengo apps de revistas jamás las abro: te vas a la pagina y ya. Queremos seguirla haciendo porque nos gusta hacerla. A Rapha (Huerta) de Puebla le encanta hacer las portadas, y vamos a seguir con eso.

Portada de KS News
Último número que fue impreso.

CD: Cuénteme de House Of Anna ¿Por qué la casa de Anna? ¿De dónde surge y qué sigue?

AF: House Of Anna es parte de freshly baked y de Google Plus Fashion. Un día, Mike Alva me dijo: "¿Qué pasó? ¿No iban a a hacer unos videos?" Porque la verdad nos divertía mucho hacer los hangouts. Un día que estaba en la oficina de Gabriela, llegó su hermano con una camarita a grabarnos... no sé de que hablamos, pero se lo enseñó a los de RecPlay, que son los productores de muchas de las cosas de Google, y se cayeron de la silla de risa. Rafa (Rivera), que es el director de RecPlay, nos dijo: "Yo se los produzco". Así que tenemos un productor profesionalisísimo. El que edita es uno que se llama Barragán, y es el que le mete todos los flashes y los textos: "Esto no es payola", "Chíngale" ¡Es buenísimo!

Al principio, me preguntaban que si no me importaba que le pusieran eso. ¡N'hombre, tú ponlo! Al final, el chiste es que la gente lo lea, se ría y lo comparta. ¿Por qué se llama House Of Anna? Porque yo hice una lista de 17,000 nombres como: "La mamá de los pollitos" y cosas así, y me dijeron que no, obviamente. Como teníamos House Of Fashion, en Google dijeron: "Vamos a ponerle House Of Anna y vamos a cargar todos los followers que tienes ahí". La verdad, Google Plus no sirve de nada, pero bueno, ahí está. Luego hicimos el canal de Youtube y resultó un éxito.

Alguien me preguntaba ¿Quién te hace los guiones? No tengo guion. Yo soy una standupista de la moda: llego, me pongo, y abro la boca... luego mi editor tapa todas las brutalidades que deben de taparse.

Ya que hablamos de mi carrera; hace cinco años que cumplí 45 años en la moda. Raúl Alfaro Segovia, que es un RP y es otro de mis niños -lo conozco desde que tenía 18-, me dijo: "Oiga, vamos a celebrar sus 45 años" e hizo una labor de relaciones públicas con Vogue y me publicaron un artículo. Yo estaba nadando de muertito, pero al hacer esta promoción de los 45 años resurgí. Ahora que son 50... no sé qué quería hacer Raúl, una fiesta en el castillo de Chapultepec ¡Se le ocurren cosas muy locas! Pero no. 50 ya es too much. Sin embargo, es a raíz de los 45 años que tengo un segundo aire. Yo ya estaba casada con Félix, haciendo mis cosas desde luego: tenemos asesorías, investigaciones, presentaciones y ahí íbamos trabajando; pero llegó este hombre a organizar todo... Estuvo bien, eh, yo no me quejo.


Vogue México y Latinoamérica, abril del 2011.

CD: Cuando uno busca sobre sobre usted en internet dicen: "Anna Fusoni: la analista de moda, la fashionista, la gurú, la crítica, la escritora..." Anna ¿Usted qué hace? ¿Qué es?

AF: ¡Yo soy todóloga! La verdad es que soy una observadora inconsciente ¿Qué soy? Soy una analista de vida; a veces llegan a contarme sus proyectos y yo les digo: "no lo hagan, no va a funcionar" ¿Por qué? Porque yo ya lo he hecho y no sirvió. Tengo una experiencia de vida muy grande; tengo una muy buena educación; tengo un amplio criterio cultural que me permite analizar, reflexionar y realizar estos statements

Cuando me dicen fashionista… ni madres! Yo no soy fashionista. Gurú me gusta. Pero está tan choteado el pinche término de gurú que paso. Digo, para ser como Edy Smol que dicen que es gurú, paso. Gurú es alguien que enseña. Digo, yo enseño, pero creo que me voy a eximir de ese título. Sería más bien analista y observadora de moda. Lo que más me gusta hacer es coachear; promover diseñadores y gente que valga la pena. Los sacas y los vas poniendo en lugares, y ellos solitos se desarrollan. Te voy a dar un ejemplo: el año pasado, el ganador de Tijuana de InnovaModa fue un joven que se llama Héctor Silva. Hizo una colección espectacular, inspirada en el borrego cimarrón y los colores de La Rumorosa. Verdaderamente me sorprendió, porque no habíamos tenido cosas tan buenas. Después lo invité a que se presentara a la pasarela en Creáre, y eso detonó en Héctor una salida al mundo ¡Ya entró en la Muestra Moda Mexicana que hacen en Barcelona y que ahora hacen en Milán! Él está seleccionado; irá a Milán. Les vas coacheando el camino y te da muchísimo gusto. A Jonathan Morales lo he chancleado durante 10 años, y ahí está. Lo mismo con Samuel Girón y todos los que he podido hacer que crezcan. Poderlos recomendar, darles ese empujoncito para que fogueen solitos.

Por eso era tan padre lo que hacía con José Andres, con los nuevos diseñadores, y lo que empecé a hacer con Cory pero que ya no se dio, que era el Concepto T3. Consistía en juntar a tres diseñadores nuevos en un desfile y seleccionar uno que se integrara a Fashion Week. Jamás quisieron integrarlos; pero de ahí salió Alfredo Martínez. Él fue ganador del Modapremio del 2008. Luego, lo metí a Concepto T3 y Calles decía: "Que colección tan fea" pero, bueno. Obvio fue por mérito propio, pero me da gusto haber tenido la buena mano. Luego también le das la posibilidad de desfilar en Creáre, y así se hacen las redes. Eso es lo mejor para mí.


Alfredo Martínez, Concepto T3, 2012.
Foto: Moda en la ciudad.


CD: Ahora hablemos a futuro.

AF: A mí me gustaría consolidar totalmente House Of Anna, porque creo que es un producto diferente. Te voy a decir una cosa: con todo este mundo de expertos que ha surgido, porque ahora hay expertos en todo: expertos fotógrafos, o alguien con un teléfono que ya se siente cineasta, y toda la bola de analfabetas que escriben cosas en sus blogs, ya es muy difícil dar conferencias. Porque siempre habrá algún "experto" que la dé más barata que tú y que, honestamente, tiene más energía. 

El otro día le comentaba a Toledo ¿Cuál es el colmo de un blogger? ¡Que no sepa ortografía! Mínimo. Luego salen unas personas que te preguntas cómo es posible que sean tan maleducados de todos lados; entonces, con este entorno de expertos, claramente tienes que reinventar tu ángulo de conferencias. Por ejemplo, yo soy muy amiga de (Gustavo) Prado, pero mi gente tiene prohibido que yo hable después de él, porque me destruye mis temas: que primero hable yo, luego él, y ahí estamos. Son estrategias. Somos amigos. Nos recomendamos mucho, y creo que es una buena alianza. No quiero ser como Prado ¡Está loquísimo! Y a veces se pone muy roñoso en Facebook y no quieres estar ahí pegadito. Pero eso es aparte.

He descubierto que tengo este filón de ser coach, pero en vez de serlo de gratis, yo les doy dos horas de mi tiempo: les doy asesorías y les cobro tanto, y la gente lo paga. Claro, no les cobro las perlas de la virgen; pero hay tanta gente que quiere entrar al negocio de la moda, y tanta gente que en un ratito hacerse famosa y yo sé tantas cosas... ¡Por lo menos que me sirva de algo! Ser coach me gusta, y mira que nunca he sido confeccionista, no soy diseñadora, pero se me da.

Sobre todo, también busco fortalecer esta cuestión de digitalizar KS. Lo cual será muy bueno, porque tenemos la posibilidad de hacer multiplataformas: un anuncio en este KS digital; más banners en la página; una entrevista en House Of Anna; recibir patrocinios, y empezar a ser muy cuidadosos con eso. Es mejor empezar con una intro de: "este House Of Anna es patrocinado por:" y seguir generando contenido independiente, que andar anunciando bolsas y perfumes ¡Yo no quiero hacer eso! No es lo mío. Además no me va a a resultar. No nos hagamos. El otro día, Raul me decía: "Debería acercarse más a equis, le conviene". Yo no soy así. "Invítelos a cenar a su casa" ¿Como por qué si no son mis amigos? Si de repente invito a un desconocido ilustre a mi casa, es bastante obvio por qué lo estoy haciendo. Yo no soy así, y creo que eso es parte del éxito. Yo siempre he sido como soy, y nunca he tenido que lambisconear ni hacer la barba, y he tratado de no pedir demasiados favores.

Screenshot de "Concursar".
House Of Anna.

CD: Finalmente ¿Cómo ve el panorama de la industria en México actualmente?

AF: Creo que son buenos tiempos para la moda mexicana, nunca la han tenido tan bien. Hay mucho interés por parte de los nuevos consumidores, la gente joven como tú está ávida por tener cosas de diseñadores mexicanos, Crear el lazo emocional con el diseñador es crucial; por eso los bazares son tan importantes. Tráfico Bazar es exitosísimo porque el diseñador está ahí; tú como comprador interactúas con ésta persona que es un creativo, y se crean lazos emocionales: "Conocí al diseñador y le compré esta chamarra". Hay un mercado enorme a todos los niveles, desde el muy high end, que podría ser Caravana, o La Lonja, hasta bazarcitos de colonia. Pero todo el mundo está metido en ese rollo, claro. Los diseñadores tienen que tener una estrategia y un plan de negocios con: tantos bazares al año, tantos showrooms, tratar que las cosas no sean a consignación... yo lo veo como oportunidades doradas que fortalecen el fashion system mexicano.

Alguien me decía: "¿Cuándo vamos a ser como los franceses?" ¡Nunca! Porque los franceses son los franceses. Porque nos llevan 200 años de ventaja. Y porque somos lo que somos. Cada quien tiene su mercado y su nivel. ¿Cuándo podrá competir Malafacha con Zara? ¡Nunca! ¿Quién dijo que Malafacha quiere competir con Zara? Eso pasa mucho en el periodismo de negocios: no tienen ni idea de los diferentes nichos de mercado de la moda, y dicen que la moda en México está en un estado terrible. Yo no lo creo. El negocio de la moda está bien. Los diseñadores están bien; muchos venden on-line, se han convertido en emprendedores de éxito. No hay más que ver lo bien que van los chicos que hacen calzado en León, es increíble. La industria de la confección que son: Julio, Pierre Christine y Charme gozan de muy buena salud. Todos los dueños tienen condominio en Miami y Mercedes-Benz del año ¡Es una industria sólida! Creo que es el segundo o tercer generador de producto nacional bruto. A lo mejor son puras exportaciones de pantalones de mezclilla de Torreón a los Estados Unidos, pero no importa: es una industria muy consolidada en sus diferentes niveles.

Ahora, con todos estos proyectos que se están haciendo para visitar el extranjero ¡Mejor todavía! O sea, Jonathan Morales se acaba de ir al Fashion Week de Singapur. Le digo: ¿Te invitaron? Me responde: "Sí, me dijeron "tú págate el avión", y como me han invitado a Japón a hacer otra cosa, ahí vamos". Es un escaparte para la moda mexicana en Japón; pero lo están haciendo ellos solos, no es que queramos que ProMéxico nos pague los viajes. Eso no sirve. ¡Los de ProMéxico nunca hacen las cosas bien! 

Tenemos diseñadores como Andrés Caballero en Milán, que está muy bien, o Arturo Jaramillo que ahora está en París, trabajando con Margiela ¡Están bien! No puedes tener 100 personas, todas trabajando en todos lados; con tres, o cuatro, o diez casos de éxito, estamos bien. Yo estoy muy contenta de ver que las redes sirvan tan bien para promocionarse y que surjan todos estos bazares y showrooms, y que a toda esta gente que estudió business o mercadotecnia, les parezca natural dedicarse a la moda y no al revés: hombres de negocios interesados en el diseño, en vez de diseñadores que tuvieron que hacerse hombres de negocios.

Ahora viene otra generación que está poniendo el negocio de la moda; hay gente muy exitosa y también gente muy catastrófica. Por ejemplo, Mauricio (Olvera) que viene y va, y sube y baja, y lo amas, porque todos lo amamos; pero no es un caso de éxito. Así es más o menos el asunto.

Anna Fusoni en Intermoda
Foto:Intermoda

CD: Muchísimas gracias por esta entrevista, que privilegio aprender estas cosas.

AF: Estoy segura que tenemos 27,000 huecos por llenar y en la noche me voy a estar acordando.

CD: Soy de la creencia de que las mejores ideas son las que se expresan verbalmente, me quedo con lo mejor de la mejor, muchas gracias.

AF: A ti Carlos, muchas gracias.