jueves, 19 de octubre de 2017

Cyberancianos.

Ayer salí a comer, a lado de mí había un trío de señoras de unos setenta años y me quedé escuchando su plática.

Unas fueron amigas durante mucho tiempo y por alguna razón dejaron de verse por 20 años, no tenía mucho que se habían reencontrado en Facebook. La otra las había conocido en Internet por una página sobre bordados o algo así en la que las tres comentaban muy seguido, llevaría siendo su amiga y saliendo con ellas casi diario desde hace unos cuatro años.

Plática común entre señoras, chismes sobre vecinos, lo grandes que están sus nietos, el frío que hace, el calor, la calor, correcciones entre ellas, qué rico está el postre, etcétera.

Luego discutieron sobre si serán fotomontajes las etiquetas del PRI en las despensas para los damnificados, qué nueva cadena le pasarán a sus nietos, qué foto se veía mejor para antojarle su comida a una amiga suya que no conocen -pero es su amiga- y vive en Guatemala.

Me pregunto cuánta gente se ha salvado del abandono gracias al Internet.

El caso de la vejez es terrible, históricamente ha sido representada como una etapa de soledad, angustia, abandono y desesperación. Todos culpamos a la publicidad de inculcarnos ese horror por envejecer sin darnos cuenta que hemos sido nosotros quienes educan a los publicistas. Los comerciales son mentiras basadas en nuestras verdades más obvias.


Vincent Van Gogh, anciano en pena, 1890.
Aún no me queda claro si el temor a envejecer radica en la cercanía que tienen estos con la muerte o en la vida misma del anciano. Al estar tan excluidos nadie sabe realmente cómo viven, qué viven, qué piensan y qué sueñan, como todo lo desconocido, la vejez nos da pavor. La sexualidad del anciano es un enigma, para la mayoría de la gente es inconcebible pensar que un anciano coja, desde American Pie hasta José Agustín (leer el primer cuento) el coito senecto es una idea abominable que causa traumas y es motivo de burla, lo mismo con el ejercicio, la diversión, la moda, casarse, estudiar, salir a la calle, trabajar, cualquier actividad "joven".

Recientemente la tecnología ha ayudado a los ancianos a conectarse con la sociedad, cada cadena de WhatsApp que mandan, así sea sobre diosito o Monsanto, es un "no me olvides", es más, dejando la cursilería de lado, el mensaje diario, superfluo o no, se ha vuelto la nueva prueba de sobrevivencia, firman en público y virtualmente que siguen vivos. Estoy seguro de que sin WhatsApp muchísimas familias irían a visitar al abuelo tras años de no saber nada de él solo para encontrarse a un cadáver putrefacto de meses.

El trato que la vejez ha recibido ha desembocado en libros horrorosos como éste, que con toda la razón nos muestran un futuro apocalíptico donde todos seremos ancianos junto con todo lo que eso significa, el terror que consume a los autores no es la situación de los ancianos, sino que en un futuro no muy lejano seremos nosotros quienes sufran el ser viejos.

En un mundo cibernético como es el que habitamos, todos trascendemos, solo hace falta hacerse un perfil de Instagram, subir una foto y con eso tenemos para que haya evidencia de que existimos por el resto de la eternidad, la tecnología ha creado un registro permanente de la existencia de cada individuo, vive quién está en Internet, aún después de muertos ahí está el caso de la nieta que revivió a su abuela en Google Maps.



Aunque el anciano en Internet poco a poco va ganando su lugar, debemos preguntarnos cuál es su papel en el ciberespacio, de momento me percato que si no los utilizan para algún post chantajista los utilizan para burlarse de ellos. Ejemplos de posts chantajistas hay miles, la historieta cursilona de la pareja de ancianos que amargamente se quejan de no tener regalos para su aniversario, el video donde abandonan a una señora y mágicamente se transforma en un perro, para hablar de la situación del abandono de una manera francamente burda, el video de la vieja ridícula que insulta a los de Televisa por el caso Frida Sofía, etcétera, en la burla tenemos al ejemplo de la maestra Ester y sus tablas de multiplicar, cualquier video de ancianos bailando o enojados, el "me iba a coger al perro", entre otros, tampoco quiero ser mojigato, me he reído de todos ellos -el de la profesora Ester con la pista de Snoop Dogg al fondo es una joya- todo este contenido está generado por personas jóvenes, aunque son viejos quienes protagonizan este contenido,siempre son dados a conocer desde la administración de un joven atrás de una cuenta.
Ni siquiera casos bien intencionados como el bellísimo diario de Driving Miss Norma tuvo la intervención de la protagonista, que aunque estaba más o menos enterada de qué iban todas las fotos de su road-trip, realmente nunca tuvo injerencia alguna en su promoción.

Probablemente el ejemplo más mediático hasta ahora sea el de Baddie Winkle, quien -cabe destacar- es quien administra su cuenta y genera su contenido y que según se ha reinventado tras la muerte de su marido y ahora usa ropa excéntrica, no dudo que sea cool, de alguna forma la admiro y además defiende buenas causas. Al analizar su Instagram podemos notar que es una anciana que como cualquier otra disfruta su vida, sale a tomar el sol, se fuma un porro, pasa mucho tiempo dentro de su casa y eventualmente visita a sus amigos -en los Grammys- la vida normal de un anciano, la cuestión es que para que no nos parezca tan aburrido la señora se disfraza de chica Hot Topic y recurre a unos cuantos destaques sobre su vida para mantenerlo interesante. ¿Es realmente representativa esta versión edulcorada en technicolor y HD de la vejez? ¿la decidió ella o es así como queremos verla? De hecho hay un video muy interesante que habla justamente de como necesitamos conocer la vida en forma caricaturizada*.

Por otra parte, al menos en moda, tenemos a Anna Fusoni cuya presencia en Internet empezó con ella siendo blogger, luego tuvo Facebook, Twitter, Instagram y ahora es youtuber y tiene una revista virtual, es todo un caso que vale la pena estudiar, la señora flota en el ciberespacio creando contenido y apuntándose en distintas plataformas, es constante en el mismo, administra todas sus cuentas, te responde por inbox, tiene Linkedin, pensó en la primera fashion week on-line, podríamos decir que es la persona más virtual de la moda mexicana.


Es difícil encontrar gente mayor a los cincuenta años que esté activa en las redes sociales y que su feed no esté lleno de contenido digno de la revista Ñeñeñé -que además suelen tener becarios dedicados a retuitear cualquier cosa que suba El País- o que como Betty White abren su twitter, escriben un par de cosas y desaparecen de la faz de la tierra.

En la sociedad posmoderna (que cada vez entiendo menos que significa eso) todos tenemos lugar, todos queremos ser representados, y representados bien. Dejando de pensar en chiquito, esto no se trata de las necesidades ficticias de un grupo minoritario y caprichoso sino de una población que dentro de veintidós años nos superará en número, necesitamos acercarnos a los ancianos,invitarlos al Internet y que por primera vez en la historia tengan opinión y voto y nos hagan saber de primera mano qué piensan, si en realidad son los achacosos malhumorados que vemos en la tele, si están de acuerdo con la manera en la que están siendo expuestos,si saben cómo se les ve, que nos digan si son gente que sufre y llora como se ve en el arte, si en realidad están terrible ser viejo y que eso determina sus vidas o si es algo tan irrelevante que ni siquiera vale la pena mencionarlo.


Réquiem por un sueño.


*Punto y aparte, si bien es horrible imaginar un mundo completamente infantil,también lo es pensar en uno donde todo sea maduro,solo hace falta ver a la cantidad gigantesca de cuarentones neuróticos y sin autoestima que hay en el mundo gracias a la visión de una vida completamente adulta y austera que tuvieron nuestros abuelos.

**Ya que hablamos de vejez e internet sigan todos a @beatrizzamoranegro en Instagram.